Edificación religiosa
Consagrada al Arcángel San Miguel, esta iglesia es la edificación religiosa más importante de la localidad Navarra. De sólida construcción y rica en retablos dorados y ostentosos, está enclavada en el centro de la población, resguardada por una peña. De estilo gótico-renacentista, fue construida durante el siglo XVI, aunque hay varias etapas constructivas y que se prolongaron hasta principios del siglo XVIII.
Esta iglesia gótico-renacentista cuenta con una única y amplia nave de cuatro tramos, con capillas laterales entre los contrafuertes comunicadas entre sí por arcos de medio punto; cabecera poligonal y coro alto a los pies, todo ello cubierto con bóvedas estrelladas de complicado diseño, sobre soportes muy variados, consecuencia de los cambios de estilo que se produjeron durante el amplio período en el que se desarrollaron las obras.
Las armas de los patronos de la iglesia, condes de Lodosa y Altamira, se reproducen en lo alto de todos los pilares cilíndricos sobre pequeños escudos del siglo XVI.
Iglesia de San Miguel. Imagen: torodecuerda.es
Exterior de la iglesia
El aspecto exterior de la parroquia es monumental, destacándose los distintos volúmenes que presenta: la cabecera poligonal jalonada por gruesos contrafuertes y la larga nave de la que sobresale levemente el crucero.
Por su altura cabe mencionar la torre situada a los pies, en contraste con la horizontalidad de la sacristía. Las tres portadas existentes responden a un mismo esquema: arco de medio punto moldurado sobre pilastras toscanas donde apoya el frontón curvo y moldurado del remate, y sobre éste, cruz central entre bolas.
La torre ha sido rehabilitada en el año 2000, se levanta sobre el muro sur y en su construcción se notan dos etapas: una del siglo XVII y la otra del periodo neoclásico. A la primera parte corresponden los dos primeros cuerpos cúbicos rodeados por pilastras con unas pequeñas ventanas centrales; las segunda parte la forman los dos cuerpos superiores, el inferior con planta rectangular con los ángulos en cha lán con vasos neoclásicos en el remate; el superior, o cuerpo de campanas, tiene una planta octogonal con medios puntos en cuatro de sus frentes en donde están las campanas, que reciben los nombres de Primicia, Peña, Garbancera y Sorda.
Interior de la iglesia
La parroquia alberga un rico conjunto de retablos de los siglos XVII y XVIII. Los más antiguos son los de San Esteban y el Crucificado, de estilo romanista de comienzos del siglo XVII. Los retablos de San Antonio y del Rosario, de estilo barroco, son de comienzos del siglo XVIII. Del retablo del Rosario destacan las figuras rococó de San Joaquín y Santa Ana. También son del siglo XVIII los retablos barrocos de San Francisco Javier y San Ramón Nonato.
Cabe destacar, tanto por su estructura como por su decoración, el monumental retablo mayor dedicado a San Miguel, que ocupa la cabecera adaptándose a su forma pentagonal. De estilo rococó, la profusa decoración y el enriquecimiento de columnas, entablamentos y pedestales, lo relaciona con la moda francesa del momento. Igualmente es muy rica la iconografía que en él se representa. Sobre el Sagrario del siglo XVIII se alza el templete abierto formado por columnas salomónicas que cobija la imagen de la Virgen de las Angustias, del siglo XVI, patrona de la localidad.
La orfebrería también tiene su importancia ya que reúne un buen número de piezas de variada procedencia y cronología: una arqueta relicario de estilo barroco fechada en 1724; un cáliz de plata dorada de estilo rococó de la segunda mitad del siglo XVIII y otro posterior, del siglo XIX, de plata con la copa dorada. También se conservan numerosos relicarios, siendo el más antiguo el dedicado a Santa Cristina y San Sebastián, de la primera mitad del siglo XVII.
En una de las tribunas laterales del coro, en la del lado del Evangelio, se sitúa el órgano con caja neoclásica, realizado hacia 1796 y formado por pilastras acanaladas de capitel compuesto donde apoya un friso decorativo que a su vez sostiene el ático de machones y remate de frontón triangular.
El coro se levanta a los pies del templo sobre un arco rebajado y bóveda de medio cañón con lunetas, y se prolonga lateralmente formando tribunas que apoyan sobre arcos rebajados.
En la sacristía se conservan algunas piezas de mobiliario dignas de mención, como la cajonería barroca de comienzos del siglo XVIII; un pequeño armario empotrado de puertas de madera con decoración de motivos geométricos propios de comienzos del siglo XVII, y otro armario, este exento, de estilo rococó, de la segunda mitad del siglo XVIII.